Edificio bioclimático de oficinas TRASLUZ. (Madrid) 

El edificio TRASLUZ es un notable ejemplo de cómo lo que en otras condiciones sería un ejercicio trivial de arquitectura, puede llegar a convertirse en un ejemplo bastante completo de sostenibilidad.

Las condiciones de partida son corrientes en gran medida: proyecto en un solar del Pinar de Chamartín, al extremo norte de Arturo Soria, en Madrid, donde el planeamiento fija una huella de edificio en forma de T con un fondo de once metros.

Se prescribe inicialmente para viviendas, aunque se admite el edificio con un uso exclusivo distinto. Las alineaciones a fachada deben respetarse ineludiblemente en todo su perímetro. Las alturas son ocho para la pata de la T y cinco para las alas. El planeamiento es muy determinista en el uso de los volúmenes, tan sólo dejando unos metros cuadrados no controlados, lo que permite pocas alegrías en el sentido de jugar con los espacios interiores.

Las condiciones de partida son sin embargo excepcionales en cuanto a la promotora, quien define que el edificio deberá ser bioclimático, consumir poca energía, contaminar lo menos posible tanto en su proceso de producción como en uso, proporcionar satisfacción, tanto al arrendador como al arrendatario, al menos en las dos bandas de confort y economía…

También se indica que el edificio deberá tener un precio muy contenido, permitiendo una operación inmobiliaria holgada dentro de mercado, lo que pone las cosas muy interesantes.

En definitiva, lo que se llama un “building as usual scenario”, pero con unas condiciones bastante extremas de exigencia ambiental y de coste.

          En el folleto adjunto (que se emitió con motivo de la puesta de la primera piedra del edificio) se aporta una descripción de los sistemas del edificio, cuya finalización se tendrá lugar hacia el mes de Julio de 2004.

Su interpretación en clave de sostenibilidad es la que sigue.

Utilización de los materiales en el lugar (o posición dentro del edificio) más adecuado:

• estructura vertical de pórticos de acero laminado en caliente (rapidez de montaje, dimensiones contenidas),
• estructura horizontal de forjados de hormigón alveolar de 35 cm de canto (estructura tubular muy adecuada para salvar vanos, rapidez de montaje también, rigor geométrico…)
• estructura de las fachadas de madera (posibilidad de prefabricación en taller, rapidez de montaje, rigor geométrico, simplificación en la tipificación de soluciones de ventana…);
• acabado exterior de fachadas de piedra (pizarra gallega de 1 cm de grueso con junta abierta (material muy adecuado por su resistencia a la intemperie, puede desmontarse si se rompe una pieza…)
• parasoles de aluminio, fijos y móviles, según orientaciones, que bloqueen el sol no deseado para moderar el efecto invernadero

El resultado de este apartado es la economía de ejecución, con un altísimo rendimiento conjunto. 

Se ha buscado la mayor explotación posible de las fuentes y sumideros de calor del entorno:

• Energía solar térmica para producción de calor y de frío, en este caso por medio de procesos de absorción.

• Energía solar fotovoltaica cuya producción se pretende que iguale el consumo de iluminación de las zonas comunes

• Ventilación nocturna, para reducir la temperatura interior al comienzo del día de verano.

Las instalaciones se han sistematizado al máximo en su integración con el edificio:

• Conducción concéntrica de aire de ida (que se impulsa al interior de los alveolos del forjado) y aire de retorno

• Utilización de techos radiantes fríos

• Calefacción de convector de tubo aleteado exclusivamente en el perímetro

Un ejemplo muy característico de esto es la combinación de las capacidades 

portante y térmica de los forjados de hormigón. La placa alveolar de hormigón, además de servir para salvar un vano y para sostener lo que tenga encima, es un excelente contenedor de calor (de frío más bien en este caso) debido a su masa. Su utilización como parte del sistema de distribución de aire permite disponer de techos radiantes fríos sin coste adicional.

Otro ejemplo es la utilización de madera en la subestructura de fachada. La madera es un material que se trabaja con facilidad pero es también un material con una baja conductividad. Gracias a esto se pueden suprimir totalmente los puentes térmicos de fachada, tanto en los bordes de los forjados como en el perímetro de las ventanas. Permite además una construcción hueca que puede rellenarse de aislamiento (10 centímetros en este caso)

En conclusión, aparece una economía adicional derivada de la potenciación de la cualidades térmicas. Esta economía es mayor aún si se considera que el edificio se realiza con una única placa de forjado, y que la subestructura de madera de las fachadas se resuelve con un sistema panelizado.

El tipo de construcción que se diseña, concebido más como montaje que como construcción,  permite el desmontaje y la reutilización de un porcentaje muy elevado de los componentes constructivos del edificio en su parte aérea.

Este planteamiento alarga la vida útil de los materiales o componentes constructivos del edificio, al poderse utilizar en otros edificios con posterioridad.

Este es otro aspecto que se ha tenido en cuenta, siempre dentro de la lógica constructiva:

• Supresión de PVC en saneamiento y sustitución por polietileno

• Supresión de cableados con halogenuros

• Subestructura de madera en fachadas

• Aislamientos de lana de roca

• Acabado exterior de fachadas en piedra natural

• Cartón yeso en lugar de yeso in situ

          En general, minimización de la obra húmeda, con poca masa involucrada en la obra

El diseño energético, que se simplifica en la moderación de las cargas de refrigeración y calefacción y en la explotación de los recursos energéticos del entorno, ya se ha tratado en el enfoque de sostenibilidad que se aporta aquí y  se detalla en el folleto que se adjunta.

El edificio en ejecución cuenta con una cuidadosa gestión ambiental, de la que los aspectos fundamentales son la limpieza y el orden de la obra y la recogida selectiva de residuos.

Como ya se ha indicado, los residuos de obra son muy reducidos debido al propio diseño constructivo.

A lo largo de la vida el edificio el impacto ambiental es menor a causa de su concepción energética que conduce a un menor consumo y a una menor contaminación.

Tras la vida útil del edificio continúa la vida útil de sus materiales y componentes constructivos, causando su demolición un impacto ambiental muy reducido por poderse utilizar los materiales en otros edificios.

El presupuesto de contrata del edificio, con 6.500 metros cuadrados construidos sobre rasante y 6.000 metros cuadrados construidos bajo rasante para uso de aparcamiento, se encuentra en torno a los 600 € / metro cuadrado de superficie construida.

Un aspecto interesante a reseñar en la banda económica es que el diseño de fachada del edificio permite, gracias a su esbeltez (17 centímetros de grueso), un alto rendimiento inmobiliario, al lograrse una superficie útil bastante elevada en comparación con la construida, sin que esto represente ningún inconveniente en lo térmico.

Se espera alcanzar consumos en torno a la mitad que cualquier otro edificio comparable, al tiempo que se proporciona un ambiente interior de mayor calidad. Como consecuencia se espera mejor humor en el ámbito de trabajo y menor absentismo, aspectos plenamente sostenibles.